“Saben aquel que va un empresario muy preocupado porque no funciona la máquina principal de su factoría y después de pensárselo mucho llama a un ingeniero. El ingeniero llega y tras un rápido vistazo aprieta un botón y ¡zas! la máquina arranca. El empresario, risueño ante la levedad de la actuación, pregunta cuánto le debe. El técnico contesta 6.001 €. El empresario perplejo pide explicaciones y el ingeniero anota en la factura: -Pulsar el botón: 1 € -Saber que botón hay que pulsar: 6.000 €.” Contamos esta anécdota porque describe perfectamente nuestro desencuentro con la empresa. Ellos nos plantean la negociación sobre cuanto vale pulsar el botón y nosotros estamos hablando del valor que tiene saber que botón es el correcto y quién lo tiene que manipular. Estamos en las antípodas. Esos 6.000€ representan el salario emocional, la valoración de la profesión, el desarrollo personal, el...
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